miércoles, 4 de marzo de 2009

LA PULGA CON HIPO

Cachito tenía una tía María. Todos tenemos una “tía María”, pero la tía María de Cachito tenía un gato. El gato tenía una cola, y en la punta de la cola, el gato tenía una pulga.
La pulga vivía muy feliz en la punta de la punta de la cola del gato blanco de la tía María de Cachito, hasta que un día , le atacó el hipo. Sí señor, hipo de pulga.
Todo el día lo pasaba pip...pip...pip...pip...no hacía hip...hip..hip...como nosotros los humanos, porque era una pulga. No había nada, absolutamente nada que la hiciera callar un minuto; ni siquiera la zapatilla que la tía María le tiraba al gato, cuando no podía dormir la siesta tranquila. Como es de imaginar, la tía María estaba desesperada, ¡desesperada!
Ya les había preguntado a todos sus vecinos qué era lo que podía hacer contra el hipo de pulga:”Hágale tomar agua de golpe”, aconsejó una vecina muy entendida en hipos.
La tía María no se hizo rogar: fue volando a su casa y despacito...cito...cito.
entró en la casa y tomó al gato blanco con la cola, con la punta de la cola y con la pulga y ¡plaff! se oyó a tres leguas y ¡Mauuuuuchchch! se oyó como un lamento ,¿Qué pasó?Pasó que la tía María tiró al pobre gato con la cola, con la punta de la cola ,con la pulga y con el hipo en la pileta llena de agua fría.¡Pobre gato!¡Cómo maullaba! A la tía le dió mucha pena ,pero “todos los remedios son feos y hay que aguantarlos”, pensó.Cuando creyó que a la pulga ya se le podría haber pasado el hipo,tomó el colador de los fideos y fue a pesacar al gato, que ¡tiritaba de frio!.
“Dele usted un buen susto”, recomendó otra vecina, más experta que la anterior y especialista en hipos de pulgas.
La tía María no se hizo rogar ,desesperada como estaba , no se hizo repetir la receta y despacito...cito...cito...entró en la casa y ¡zas!, se oyó a tres leguas y ¡Maaaauuuchchch! se oyó como un lamento y el gato dió un salto hasta la luna y cayó de vuelta.
“Y la pulga...¿y la pulga?¿Dónde estará?”se preguntaba la tía ,”seguro que se voló”y pensando esto se fué tranquila a dormir la siesta .
A las tres se despertó , prendió la radio y escuchó “pip...pip....pip...”
asustada, de inmediato la apagó para escuchar mejor , pero todo era silencio.
Volvió a prender la radio a las cuatro, a las cinco y a las seis; pero qué cosa más extraña, sonaba un ratito y se callaba. La tía como era muy curiosa,
hizo averiguaciones y se enteró de que la pulga, por cierto , muy atrevida, se había instalado en la radio y que allí la usaban para darle a la gente , la hora exacta , ya que el hipo se le había curado a medias y ahora sólo le agarra cada media hora un poquitito.
¿Y el gato blanco?Bien, gracias,les manda saludos : “Miauuuuu”

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