lunes, 16 de marzo de 2009

animaladas

ANIMALADAS


Facundo es un paseador de perros del barrio de Coghlan. Todas las mañanas a las ocho en punto sale a buscar a las mascotas de varios vecinos y las lleva al canil instalado en la plaza contigua a la estación.

_Hoy empiezo por el dobermann del quinto, de la calle Naon. A ver...después sigo con el terrier del tercero...y el ovejero del segundo. Al chiguagua del séptimo lo tengo que llevar en brazos porque se cansa ...
Después, el collie de la vuelta , el rotweiler de la mansión de los gordos y el dogo del quinto de al lado y yendo para la estación, levanto al snautzer gigante y a la perra de la rubia...
Paso lista ... ya están todos: ¿ Vamos muchachos? No tiren tanto ...

_ Si, si, no tiren tanto que parece que al flaco lo llevamos a pasear nosotros .
Che, dobermann : ¿te cambiaron los trocitos o seguís con esos que te descomponen? Mirá que hoy no tengo ganas de aguantarme tus flatulencias ...
-Callate, desteñido, blanquito, pulcrito te la das de cazador de jabalíes y no debés haber visto ni siquiera un conejo en toda tu vida... y si vieras uno saldrías corriendo.
_Che negro, ¿te cepillaron hoy? porque ayer tenías todo el pelo apelmasado y oloroso ...
_Para que sepas vino mi peluquero personal y me hizo un corte y lavado.
_¡Ey, oveja!
_No molestes...
_ ¿Viste a la ovejita que te trajeron hoy ? Es rubiona como la dueña... Harían buena pareja ¿No?
_ Dogo-bobo ¿no te diste cuenta que estoy operado?
_ Cierto, casi todos estamos operados , los humanos no quieren que tengamos cachorros. Ellos quieren que les adornemos la vida por un tiempo y nada más. Cuando nos morimos se compran otro de la raza que esté de moda en ese momento...
_El modelo más moderno es starnuzer o como se llame , terry y el gordo peleador ,los otros ya
fuimos. Ahora no se fijan si sos guardián, lo importante es que tengas un nombre raro...
_ Los únicos que siempre estamos de onda somos los perros pequeños, porque gastamos poco en comida,en vacunas,en productos de tocador...
_Vos, mejor callate,¿para qué querés un perro así? mejor se compran un gato y se ahorran el paseador. Ni siquiera podés caminar una cuadra que te cansás. Además ¿Alguna vez te viste en el espejo? Parecés un ratón...hasta tu nombre resulta gracioso: mitad estornudo mitad ladrido...
_ ¡Ay!, ¡qué grosero!.
_ Los ovejeros simpre estamos de moda porque somos guardianes y con la inseguridad que hay hoy en día ,las personas necesitan un buen perro, aunque algunos prefieran una iguana o una boa
_El mejor guardián soy yo. Doy la vida por mis dueños...
_Si no te los comés antes...
_¿Qué dijiste? Los rotweiler no somos agresivos con nuestros dueños...
_Nada, nada, dejate de levantar la pata a cada rato y esperá a que lleguemos a la plaza maleducado, ¿no ves que la gente pone botellitas con agua al lado de los árboles para que no nos detengamos a orinar ?
_Nosotros los dobermann somos gurdianes y no somos tan agresivos...sólo ante el peligro ...
_Eso andá a preguntárselo a los que los llaman : “perros asesinos”, hasta hay películas sobre el tema...
_ Este fin de semana me van a traer una novia para ver si me gusta...no se dan cuenta que estoy loco por la collie de enfrente. Ella también siente algo por mi: se lo pasa mirándome a través de la reja del balcón. Lo que pasa es que sus dueños no se hablan con los míos ...ellos ni se dieron cuenta de que nos amamos avenida de por medio. Bueno, yo me hago ilusiones y capáz que está operada... me mira con una carita...pero me parece que no es pura , debe ser una cruza ...

_Señores: hemos llegado.Les suelto la correa y a correr un rato. Al que molesta se la vuelvo a poner . Nada de peleas ¿Eh?

-¿Qué nos vamos a pelear? los perros de ahora somos perros educados.
_O tontos, capaz que ese alimento que nos dan nos atonta. Mis abuelos comían ...
_¿Qué comían tus abuelos oveja? Hace tres siglos que cuidan tu perdigay...
_Pédigree querrás decir ordinario...
_Vos chilindrín callate que viene el gordo y de un bocado te manda a rellenar una muela.
_Ya estoy cansado de dar la misma vuelta, siempre por el mismo lugar, tendríamos que rebelarnos este flaco, con lo que cobra podría esmerarse un poco más: de paseador no tiene nada, nos trae acá a la plaza, nos suelta en el canil y se duerme debajo de un árbol...la caca que la junte montoto. Ya no hay lugar dónde hacer nuestras necesidades nos corren de todos lados y acá es una mugre...no limpian nunca...y¡ hay un olor!...
_¡Uy! miren al finoli... ya olfateó por todos lados y no encuentra un lugar...él hace pimpollos...
_No ,no es que sea finoli, lo que pasa es que ya me estoy volviendo constipado, a todos les molesta que defequemos , nunca lo hacemos en el lugar apropiado: tendrían que inventar baños para perros. No sé por qué los departamentos no vienen con baño para perros...
_Es cierto que los ovejeros son inteligentes : a mí no se me hubiese ocurrido...
_No , el tema no es ese, el tema es que sólo tendrían que tener perro los que viven en una casa con fondo, así podríamos vivir tranquilos y que cada dueño se encargue de limpiarlo ; y eso de estar todo el día metidos en un departamento aburridos y muertos de calor hasta que ellos vuelven de trabajar...te la regalo.
_Callate, chupamedias ,si después cuando vuelven seguro que les hacés toda la fiesta, les saltás y movés la cola de contento.
_¡Y claro!¿Quién no? Yo los extraño
_Es lógico, ¿ vos no te ponés contento cuando ves a tus dueños después de estar solo todo el día?
_Los únicos que se adaptan bien son los gatos o los chiquitines como aquel.
_ A mi, mi dueña, me deja la tele prendida ... así no extraño...
_Ay qué perro maricón ,de raza chica tenía que ser: faldero y malcriado.
_ ¡ Pobres de ustedes! para que lo sepan yo ya fui padre tres veces...y lo que dice este dogo -bobo
son sólo calumnias...
_Che tengan cuidado que al negro ya lo vi rascarse como tres veces , debe tener pulgas. Me parece que ese, mucho coiffeure ,mucho coiffeure pero se olvidaron de ponerle la gotita contra las pulgas.
_A mi me la colocan todos los meses. Arde un poco ... pero vale la pena, ahorra muchas molestias
_ A mi no tan seguido, pero yo nunca tengo, cuando me contagio alguna, me vuelvo loco
_ Las pulgas me dan alergia, una vez me tuvieron que hacer un tratamiento porque se me caía el pelo.
_El pelo o la lana...yo creía que las ovejas tienen lana.¡Ja!
_ El es ovejero, no oveja bruto.
_Ya se, no ves que lo cargo. Quiero que se enoje, asi peleamos un rato.
_Mejor no, que el que se enoja es el flaco y le pone fin a la excursión.
_ Mañana propongo que tiremos para el otro lado , ya nos trae siempre al mismo lugar, por lo menos que cambie de recorrido.
_De acuerdo ,llevémoslo por Mendoza , que dé la vuelta a la manzana, como me llevaba mi dueña antes, a mitad de cuadra hay una cachorra terrier manchadita que hace un tiempo que no la veo.
_Cuidado muchachos, miren para otro lado que ahí viene un perro ordinario, es un callejero :
si se acerca no le hablen ...
_¿Quién lo dejó entrar en el canil? este lugar es sólo para perros de raza, los perros comunes no tienen permitido el acceso, si se despierta el flaco, lo corre.
_¿Quién te dijo? esta es una plaza pública y al canil puede entrar cualquiera...
_Si, tenés razón, pero los paseadores se adueñan del lugar y acá no entra nadie, lo que pasa es que este flaco en lugar de cuidarnos, cierra la puerta y se duerme.
_¿Y por dónde entró este?
_¿Qué tal perritos finos?¿Tomaron la mamadera hoy?
_Este viene a buscar pelea. No le demos bolilla. Nos está provocando.

Todos los perros se sentaron en un rincón y observaron al perro vagabundo como si fuese un raro ejemplar ,llegado de otro planeta. En ese barrio exclusivo, no había muchos perros sueltos por la calle, cada tanto aparecía alguno cerca de la estación , pero al poco tiempo los encargados del lugar lo hacían desaparecer.
No le ladraron ,se limitaron a mirar qué hacía : dió una vuelta, olfateó todos los rincones con curiosidad levantó la pata varias veces, marcó su territorio, hizo sentir su presencia y luego, tranquilo, al ver que nadie quería tener ninguna relación con él, se retiró.
Después los otros, ya cómodos y sin esa extraña y pasajera presencia que llegó para perturbarlos, volvieron a circular : movieron la cola ansiosos y husmearon con renovada energía, cada uno de los lugares que recorrió el intruso.

_Menos mal que se fue.
_Yo desconfío.
_Con la inseguridad que hay, nunca se sabe.
_A mi dueña no le gustaría que volviera a casa lastimado. Para eso le paga al flaco, para que me cuide.
_¡Uy! ahí viene la paseadora con los perros de la otra cuadra. Trae a una perritas que están re-buenas.
_Si, pero también trae a esos grandotes que parecen terneros. A mi me dan un miedo...
-¿Qué miedo te van a dar si son más tontos? Esos si que son sólo para mandarse la parte de que tienen un perro caro, son puro gasto. Ni saben ladrar.
_Pero impresionan por el tamaño. Con tremendas bestias en una casa no creo que un ladrón se anime ...
_Los deben tener en una casa , no creo que vivan en un departamento.
_¿Quién sabe? Los humanos son tan locos...si los sacan a pasear por algo será...
_No querrán que les rompan las plantas del parque.
_¡Uh! nos vamos, el flaco se despertó.
_Justo ahora que la cosa se ponía divertida...

Facundo se incorporó y al percibir el movimiento, todos lo rodearon. Algunos le lamieron la cara , otros apoyaron las patas sobre su pecho y luego corrieron contentos a su alrededor ; a cada uno le colocó su correa , levantó al chiguagua y partieron. Hizo el mismo recorrido para volver y los dejó en sus casas. Estaban cansados de caminar esas cuadras, después de correr toda la mañana en la plaza. Ahora los esperaba el recipiente lleno de agua fresca que tomarían ávídos y acalorados, un pote lleno de trocitos y después de un baño reparador una buena siesta.
Al despedirse hasta el día siguiente ,todos lo hicieron de la misma manera:
_ Guau! y mañana no se olviden de tirar para el otro lado.

En esta era posmoderna donde el consumismo dicta las modas , tener un perro de raza es considerado fashion, aún a costa de los sentimientos o las necesidades de los animales que rara vez son tenidos en cuenta y a pesar de que el contacto estrecho con las personas los humaniza
son simplemente perros , y deben recibir el trato, el afecto y el respeto que como tales merecen, pero sin llegar a extremos ridículos y ni dejar de tener en cuenta que hay muchísimos niños en el mundo que no reciben ni siquiera una parte del cariño y de los cuidados que le prodigamos a nuestras mascotas.

Aburrida

ABURRIMIENTO


M.Wentzel


Aburrimiento, tedio, hastío, cansancio, fastidio, estoy a-b-u-r-r-i-d-a. Todo significa lo mismo, siempre lo mismo y lo mismo. Aburrido sonaría más aburrido si llevara una sola r en lugar de dos, así: aburido, de ese modo sería más coherente la grafía con el significado, porque sonaría más aburrido. Tedio, por ejemplo, suena mejor, sin embargo a hastío la arruina el acento, cansancio y fastidio son más laaargas y se pueden estirar con fiaaaca cuando se está realmente cansaaado o fastidiaaado.
Cuando se está aburrido, se piensan estupideces que no conducen a nada. Se intenta cambiar mentalmente una realidad imposible de cambiar. Si buscamos la palabra aburrido en el diccionario, es realmente aburrido. Porque está al principio y no se necesita recorrer demasiado para encontrarla. Buscar palabras en el diccionario es más divertido cuando están por el medio o por el final porque entonces uno se distrae por el camino con otras palabras.
Hay cosas que son muy muy aburridas como ver por televisión un partido de tenis entre dos tenistas que están últimas en el ranking y lo único que hacen es recibir y contestar desde el fondo, sacar mal y toc... toc- - -toc...toc- - -toc...toc sin ninguna variante, jamás un globo, una corrida a la red, nada, cada una mete tantos por los errores de la otra y no se mueven del fondo de la cancha, eso es tremendamente aburrido. Más aún cuando uno está obligado a verlo porque otro está empecinado en verlo.
Aburrido es un libro que comienza con laaargas, larguísimas descripciones de personajes o lugares poco interesantes, que nos hace bostezar en la segunda página y en la tercera ya cabeceamos y lo tenemos que leer si o si para la clase de literatura de mañana so pena de recibir un sonoro uno si damos señales de no saber de qué se trata, y los ojos se cierran y los párpado se hacen cada vez más pesados y nos forzamos por abrirlos y no podemos más del sueño y nos obligamos hasta que las manos dejan caer el libro y rendidos nos dejamos vencer y nos dormimos y nos engañamos con la falsa promesa de que lo vamos a leer mañana.
Aburrido es el novio de mi hermana que viene y se sienta a mirar televisión y no habla. No dice nada. No se ríe. Pone cara de velorio. No aparta la cabeza de la pantalla hasta que por fin se va.
Aburridísimo es el discurso del Ministro de Economía que habla dos horas y da explicaciones sobre el desastre financiero nacional e internacional y da cifras ininmaginables y estadísticas incomprensibles y cambiamos de canal y no encontramos nada más interesante y nos tenemos que ir a dormir.
Aburridas son las películas argentinas en que los actores hablan con una papa en la boca y las escenas de viajes duran lo que duraría un viaje en realidad y durante minutos interminables muestran el campo por la ventanilla del auto hasta llegar a Mar del Plata...
Aburrida es una tarde de domingo en la casa de la abuela donde todo es viejo y gastado con olor a humedad y telarañas por donde mires y la abuela tiene unas ganas locas de hablar y yo contesto con monosílabos porque no tengo ganas de hablar y sólo miro el reloj para ver si no es muy pronto si ya me voy, para aprovechar la tarde de sol a otro lado.
Aburrida es la sala de espera de un consultorio donde todos los que esperan tienen cara de aburridos y se mueven con impaciencia en el asiento y miran el reloj y miran de reojo al que tienen al lado y ya están cansados de hojear las revistas que ya conocen de memoria porque nunca las reponen y se levantan y miran por la ventana y ven la medianera del edificio de enfrente toda gris, cubierta de verdín y óxido que chorrea entre las rajaduras y el reboque saltado en algunas partes y van y vienen y estiran las piernas y se vuelven a sentar y toman nuevamente una revista y enseguida otra y bostezan y miran la hora y dejan las revistas convencidos de que ya las conocen de memoria.
Aburrida es la directora cuando lee el discurso de despedida después del acto de fin de año y dice un montón de cosas que nadie escucha y todos muertos de calor se impacientan y lo único que quieren es irse a su casa y no volver hasta el año que viene.
Aburrida estoy yo esta tarde y me pongo a escribir pavadas para ver si se me va un poco el aburimiento, el tedio, el hastio...el aburimiento, el tedio, el fastidio...el aburrimiento, el cansancio, el tedio ...el hastío...estoy a- b-u-r-r-i-d-a.

jueves, 12 de marzo de 2009

CAIDA

UN HECHO INCREIBLE


m.wentzel

Acaban de llegar las últimas noticias, transmitidas desde la costa.
Una de ellas me tiene como protagonista. Es raro, yo soy la protagonista de la noticia y la oyente al mismo tiempo.
Se trata de mi debut como paracaidista,o de mi frustrado “bautismo”de lanzamiento .
...la protagonista de este milagroso episodio ( o sea yo) resultó ilesa no así su paracaídas ( qué lástima ,era nuevito) que fue hallado sobre unas rocas, completamente despedazado...a escasos metros de la orilla del mar, en la zona portuaria.
No sé qué pasó. Hice un curso en la fuerza aérea, lo fundamental ya lo había aprendido, conté exactamente los segundos que debían pasar antes de su apertura y calculé con precisión mi aterrizaje.
Extendí mi cuerpo y adquirí una posición estable durante la caída libre, y disminuí mi velocidad en el descenso, tal como me lo habían enseñado.
En el momento exacto accioné el dispositivo que desplegó el casquete de nailon de brillantes gajos negros y rojos.
Hasta ese momento, yo flotaba y me dejaba llevar por debajo de las nubes , atravesaba la atmósfera y me hamacaba entre las gaviotas que pasaban y me miraban con asombro. ¡Qué bella se veía Mar del Plata desde ahí arriba! y ¡Qué silencio!
Por la chimenea pasaba el aire, para evitar las oscilaciones y las cuerdas de suspensión estaban tensas. Lo que estaba viviendo era único, era lo más parecido a la libertad absoluta...
Todo funcionó a la perfección. Todo estaba saliendo bien, pero cuando estaba llegando a tierra, se cruzó ese cuchitril en mi camino.
Hice todo como me lo habían indicado, no sé qué falló. Caí sobre el techo de chapas que se hundió por mi peso , me enredé entre las sogas, me tapó el nailon de colores y dando manotazos en el aire, pude por fin volver a ver el cielo .
Miré a mi alrededor para ver dónde me hallaba. Estaba en medio del refugio de unos humildes pescadores a pocos metros del mar, en las cercanías del puerto. Por suerte, no caí sobre las olas.
Como si fuera poco, de una destartalada repisa cayeron sobre mi cabeza unos frascos llenos de tierra y lombrices, que aprovecharon la ocasión para fugarse. Se retorcieron desesperadas y huyeron a toda prisa para esconderse en el suelo húmedo de aquel solitario y casi secreto lugar, en esa zona descampada, a orillas del mar, en las cercanías del puerto.

miércoles, 4 de marzo de 2009

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SOLO PAJAROS
M.Wentzel

El maquinista vio cómo de pronto una espesa masa oscura se avecinaba desde lejos, sin comprender de qué se trataba. Nunca había presenciado un espectáculo de esas características. El cielo y el horizonte desaparecieron al mismo tiempo y todo se tornó negro. Sólo atinó a detener la marcha y esperar que el fenómeno se disipara. Pero contrariamente a lo que tal vez imaginó, vio con sorpresa que se trataba de pájaros, cientos de pájaros que se acercaban y lejos de asustarse por la presencia del tren, se acercaron cada vez más, lo cubrieron, lo rodearon, se introdujeron por las ventanillas aleteando furiosos con los ojos ardientes y los picos amenazantes y chillaban, piaban y graznaban, emitiendo sonidos jamás escuchados. Denotaban gran enojo y los pasajeros sólo atinaban a tapar sus cabezas y sus orejas y sus ojos y sus narices con las manos y los brazos, esquivando los picotazos enardecidos y las alas batientes y las garras de esos pájaros negros que volaban entre ellos rozando sus cabezas y sus cuerpos y al mismo tiempo trataban de ahuyentarlos logrando sólo azuzarlos para reanudar una y otra vez los ataques. Algunas personas lograron esconderse debajo de los asientos, los chicos gritaban asustados y cuanto mayor el ruido, más se excitaban esos malditos.
Para ser golondrinas o tordos eran demasiado grandes, pero tampoco eran cuervos. Por la manera de comportarse, tal vez fueran aves migratorias que vieron amenazada su ruta por la ruidosa presencia del tren. Entraban por las ventanillas de una lado, pasaban por los techos de los vagones y volvían a entrar por el otro lado, no daban tregua, chocaban furiosos contra las ventanillas que estaban cerradas y reanudaban el vuelo buscando la salida para volver a entrar por el otro lado. El revuelo duró varios minutos y mientras iban y venían dejaban deslizar por sus picos una sustancia blanca y pegajosa que se estiraba siguiendo el vuelo de cada uno y formaron una espesa red, un tejido resistente que enredó a los pasajeros, que quedaron atrapados por sus propios movimientos y el ir y venir de los pájaros. Los vagones del tren cargado de viajeros, quedaron dentro de una gran bolsa tejida que se elevó pesada y oscilante por el aire, arrastrada por los pájaros. Las casas y los árboles se hacían cada vez más pequeños, sobrevolaron las nubes, algunos se desmayaron por la altura y luego de un tiempo de recorrido comenzaron el descenso, los pájaros se calmaron, comenzaron a planear portando su pesada carga y suavemente la deslizaron sobre el espejo de agua de una laguna poco profunda en medio del campo. Los flamencos, los patos y los teros que la habitaban, asustados, levantaron vuelo de entre los juncos, dejando libre el lugar y los automovilistas que pasaban por la ruta pararon para observar el hecho, dando aviso a los bomberos y a la policía que acudieron de inmediato para rescatar a las víctimas que una vez liberadas de sus ataduras comprobaron que resultaron ilesas.
Los ornitólogos escucharon fascinados el relato del hecho y elaboraron su hipótesis sobre lo ocurrido: se trató de pájaros tejedores, que son aves negras de tamaño mediano de costumbres nocturnas, que cada año vuelven a nidificar al mismo lugar, en el alto río san Lorenzo, Canadá, adonde llegan en primavera, y tejen su nido con una baba blanca que al contacto con el aire se endurece transformándose en un cable de una resistencia similar al cable de acero pero una vez agotado el material que utilizan para fabricar su nido, como en este caso, desisten de su viaje y mueren.
Una semana después de lo ocurrido, en las cercanías de Gándara, aparecieron cientos de aves negras diseminadas por los campos.
EXCEPCIONAL


m.wentzel

Tengo que describir a un sujeto excepcional. Convertir a alguien cualquiera en un personaje excepcional. Es difícil. Pienso. No se me ocurre nada. Me inquieto. Me muevo en la silla. Tecleo eemmmpppppssss...juego, trato de concentrarme. Me sumerjo entre mis neuronas para ver en profundidad si puedo hallar algo, aunque sea para comenzar. Billones de neuronas y ninguna aporta nada. Hurgo entre ellas. Están apretujadas, pero entretenidas , cada una está ocupada en lo suyo.¿Existe en este momento algo más importante que la historia que yo debo escribir?Las multitudes me fastidian, no obstante me abro paso entre ellas como puedo. Molestas ,me codean, me empujan, y yo me esfuerzo por avanzar. Apenas logro adelantar unos centímetros. Tropiezo con sus dendritas, las mías se enredan a cada rato, pierdo tiempo en desenredarlas, me tratan de molesta:”cada neurona debe conservar su lugar,¿qué es esto de andar movilizándose?”.Las salto, las esquivo: a las más pequeñas les paso por encima y a las más grandes las empujo para otro lado...Mi núcleo late desbocado, me siento sofocada, mi cuerpo celular se arrastra por ese sitio gelatinoso de color rosado, hasta llegar al lugar que estaba buscando: el hemisferio derecho., allí se especializan en lenguaje y creatividad, allí podré por fin encontrar algo de lo que busco. Pero me miran mal. Soy una intrusa. No más que un cuerpo extraño, por más que me esfuerce por ser una de ellas, se ponen de acuerdo y me expulsan. Yo no pertenezco a ese lugar. Mi función es otra. No sirvo para hacer pensar y sin embargo....
Hace calor. Hay mucha humedad, Pronosticaron lluvias.Miro por la ventana. No se me ocurre nada. Me pica un mosquito. ¡Cuántos mosquitos! Una espesa nube integrada por cientos de mosquitos se eleva sobre la piscina.Me calzo unas medias y una camiseta a rayas grises y blancas (parezco un aedes aegypti) y ¡ allá voy! me lanzo hacia ellos, me integro en el grupo de inmediato, ellos son más sociables que las antipáticas y orgullosas neuronas. Es divertido.
Vamos zumbando bajito, nos dirigimos hacia una larga mesa donde una familia se encuentra reunida almorzando. (Yo creía que los mosquitos sólo atacaban de noche , cuando la gente duerme, cuántas cosas estoy aprendiendo...)Una densa y olorosa nube nos recibe y frustra nuestro ataque. Un giro de ciento ochenta grados y con nuestros enormes ojos negros vemos a los chicos que están en las hamacas.Hacia ellos nos dirigimos. Algunos tiene su piel impreganada con un líquido amargo, otros sacuden sus manos y saltan para espantarnos.
El grupo se dispersa. Yo me quedo observando cómo mis amigos se las ingenian para picar a los más indefensos. Los chicos ríen y juegan, mientras son atacados cobardemente y convertidos en almuerzo de mis compañeros. Desde el vidrio de la ventana puedo verlo todo. Un adolescente que se dispone a poner música en un equipo, advierte mi presencia y sin darme tiempo a reaccionar, me propina un golpe con la palma de su mano, a mí, que no le había hecho nada a nadie. Trastabillo, pierdo por completo el equilibrio, pero por suerlte, aunque bastante mareada, tambaleando como borracho en la madrugada, agito mis alas, recobro mi estabilidad y logro posarme de nuevo en la ventana pero esta vez más cerca del ángulo. Hasta allí llega una telaraña en la que, por distracción, se engancha una de mis patas. Tiro con fuerza, me sacudo, pero mi esfuerzo es en vano,cada vez estoy más enredada. Zumbo pidiendo auxilio, pero mis compañeros no me escuchan porque los chicos gritan y la música está muy fuerte. Lo único que logro con mis chillidos, es despertar a la araña ,que al sentir mi presencia, sale de su escondite. Lenta y cuidadosa, comienza a acercarse, hacia donde yo me encuentro, y se relame las horribles y peludas patas: este es el fin. Trago saliva,cierro los ojos y en un último intento me vuelvo a sacudir con todas mis fuerzas, pero es en vano: pronto quedo sin aliento y con una fuerte opresión en el pecho y de pronto un nene, de grandes anteojos de marco negro, acude en mi auxilio, con una lupa en la mano, acerca a mí su gigantesco ojo. La araña, sin que él advierta su presencia, retrocede con rapidez y vuelve a su refugio. El chico me toma de mi ala derecha, y me libera. Siento un tironcito en el hombro, pero eso no me impide volar un trecho y quedarme luego descansando contra el tronco de un árbol de ciruelas.
Lleno mis pulmones de aire y con todas las fuerzas que aún me quedan, muevo mis alas y llego a la calle.
Tocan el timbre. Me levanto de la silla .Me alejo de la computadora (todavía no se me ocurrió nada extraordinario) A desgano, arrastro mis pies por el pasillo en dirección a la puerta (todavía no arreglaron el portero eléctrico, mañana sigo,tal vez se me ocurra algo)
Sobre la puerta de calle, blanca,recién pintada, un mosquito enorme, de largas y finas patas dobladas, grandes ojos redondos y negros, se mueve nervioso, porque se siente observado. Levanto mi mano con la intención de aplastarlo, pero el insecto levanta vuelo y apenas abro la puerta sale con rapidez y desaparece.

Usa Casco

M.Wentzel
Lydia tenía un solo hijo.
Parecía que aquel día iba a ser un día común, como todos los otros días, pero algo hizo que fuera distinto. Ese día, al despertar, Dani tuvo una idea, que para él era brillante, y lo hacía feliz:_ Me voy a comprar una moto .
Lanzó esa frase con tanta seguridad, que partió el aire y quebró el silencio, en el mismo instante en que la mirada de su padre se clavó en un punto que se hallaba en los ojos de su madre que se impregnaron de terror, al tiempo que acotó:
_ No me parece una buena idea. Además : ¿de dónde vas a sacar la plata?
Conmigo no cuentes. No voy a ser cómplice de lo que pueda pasarte.
_ Ya lo tengo decidido. Por la plata no se preocupen.
_ ¿Para qué querés una moto? Ya lo hablamos muchas veces. El paragolpes es tu cuerpo..._ No me vengan con historias trágicas..., agregó con suficiencia y apuró el último sorbo de café con leche caliente, los saludó con un beso, salió de la cocina, y continuó antes de cerrar la puerta : _... el tío de Mariela tiene una mensajería y me va a dar laburo....
Dani era un chico alegre y vivaz, con ánimo de progresar, el sólo quería ganar algo de dinero para sus gastos. Con el primer sueldo compró un celular para él y uno para Lydia, así ella se quedaría más tranquila cuando él no estuviera. Se mantenían en permanente contacto. Lydia le regaló un enorme casco azul.
La moto verde metalizada, con relucientes caños cromados, se fundía con el cuerpo de Dani en una ancha cinta de plata que recorría rápida las calles. El casco siempre colgaba del brazo o del manubrio mientras cumplía con todos los recados puntualmente. El todavía reía feliz y contento con su moto nueva.
En su mente adolescente, heroica y omnipotente no cabía la idea de que cualquier día podría ser el último o que tal vez dentro de algunas horas podría ya no estar. Lydia lo llamaba con frecuencia y lo abrumaba con sus recomendaciones. Ella tenía miedo. Mientras él permanecía fuera de la casa ella no lograba distenderse. Cada noche lo esperaba con impaciencia. Sólo cuando oía el rugido del motor que lo precedía se tranquilizaba.
_ Este es el último mensaje pibe. Después podes ir tranquilo. No vuelvas...
Esa noche Mariela, lo esperaba muerta de frío en la puerta del colegio: _ ¡Cómo tarda!
El todas las noches la llevaba hasta su casa y a veces se quedaba a cenar.
_ El domingo cumple diecinueve, tengo que comprarle un regalo...tal vez le guste algo para la moto...
Ella ignoraba por dónde andaba su querido en ese momento. Ella, no sabía que tal vez ya no hiciera falta comprarle algo.
Lydia tomó el cucharón y se dispuso a servirle a Juan otro plato de sopa caliente. Se le empañaban los anteojos por el vapor. Los vidrios de la ventana estaban nublados, las sombras de la noche bailoteaban con las luces de la calle, que pasaban por allí y chocaban contra el frío, y blancos fantasmas ondulaban afuera en la oscuridad. Era una helada noche de agosto, de aquellas en que nadie desea salir, ni siquiera por una urgencia. La estufa irradiaba un calor rojo que se extendía por el agradable ambiente y un aroma a hogar tibio de amor lo invadía todo con calma. El tema de conversación giraba entorno a su hijo: _Es un chico responsable. Es feliz. Es cariñoso. ¡Qué enamorado se lo ve! Es inteligente, y tan buen hijo... La tele estaba encendida. Desde la calle se veían reflejos de colores en los vidrios de esa casa. En las otras casas la gente cenaba y miraba televisión, igual que en la casa donde esperaban a Dani con la cena lista. Ya todos habían regresado a sus hogares. Algunos ya se habían retirado a sus habitaciones y se disponían a dormir. No había vida en las calles. El tránsito era apurado pero escaso. Era una noche triste y sin luna. En pocos minutos la tristeza lo invadiría todo.
El aceleró, pero no era suficiente. Volvió a acelerar: un ronco bramido lo impulsó raudamente por la línea blanca que dividía la calle . Era dueño de la noche y del silencio, que rompía con estertor a su gusto.
__Ya terminé. Voy a buscar a Mariela y la dejo en la casa. Hoy no me quedo a cenar con ella. Mamá me espera con la cena. Mañana tengo que madrugar...
El no sabía que ya no habria para él ningún mañana. Aún lo ignoraba, pero ya no habría cena, ni vería más a Mariela ni a su familia...
El frío le golpeaba con fuerza el rostro mientras avanzaba y su pelo volaba hacia atrás. Apenas podía mantener los ojos abiertos. No podía sentir las orejas porque estaban heladas y su nariz estaba roja y entumecida. De su boca salía un leve vapor que se esfumaba en una tenue niebla. Si tan solo hubiera alguna manera de anticiparle lo que ocurriría. Si pudiera soplarle al oído “cuidado, tené cuidado”, pero es sabido lo difícil que es para los jóvenes aceptar un consejo....
Semáforo en rojo: _ No paro, sigo..._ Apretó con fuerza los puños y aceleró a fondo una vez más, la última vez. Una camioneta negra, cruzó desde la izquierda, dobló y lo encerró. La ancha cinta de plata se partió abruptamente.
El casco azul rodó lejos por el duro pavimento. El pequeño teléfono: un rayo que, despedido se deslizó veloz sobre el asfalto negro, húmedo y gelatinoso. Bocinas, sirenas, confusión... Muchos se acercaron para ver. Algunos salieron de sus casas tras escuchar el impacto.
En ese momento, brotó trémula, una melodía desde el piso. Alguien levantó, de manera indecisa y tímida el celular, lo destapó y leyó el mensaje: “Dani, soy yo, má. No olvides usar el casco. Te espero”. En silencio, despacio y contrariado lo volvió a tapar.
Una mancha roja, espesa, irregular, lenta, se esparció sobre el húmedo y gelatinoso asfalto. Mórbidos tentáculos que mañana al salir el sol, se secarán sobre el cemento. La vida de los otros continuará. Los conductores pasarán distraidos; los neumáticos marcarán sus dibujos sobre esa mancha roja y quedará atrás un cúmulo de caños cromados y verdes retorcidos, y varias vidas, que hasta ese instante, parecían felices, habrán cambiado para siempre.

MIS OREJAS m.wentzel

Sube al colectivo. Todas las miradas giran de inmediato hacia adelante.
Todos los ojos se fijan en sus orejas. Nunca nadie había visto orejas tan llamativas por su tamaño y por su extraña forma. A ambos lados de esa cabeza, y perpendiculares a ella, formando dos perfectos ángulos rectos, sobresalen dos enormes pantallas. Yo no quiero mirarlas, pero mis ojos no me obedecen y siempre se dirigen hacia allá, hacia aquellas orejas. Nunca me gustaron las orejas grandes, y estas, son muy, muy grandes...y por su forma, parecen orejas de cachorro de elefante. Se me ocurre un apodo...siento vergüenza...hago un esfuerzo para no mirar más. Pienso en mis propias orejas. De todos los defectos, siempre consideré a las orejas grandes como el peor. No soportaría tener orejas como esas, aunque ahora pueden operarse.
Mis orejas comienzan a picarme. Las siento tirantes, me arden. Levanto la mano derecha, la llevo por debajo del pelo hasta una de ellas y noto que se agranda. Me inquieto, trato de no llamar la atención, pero, lentamente y con disimulo, busco la otra, y compruebo, me convenzo, de lo que ocurre: mis orejas están creciendo. No es posible. Me sugestiono fácilmente. Trato de no pensar.
Por el rabillo del ojo noto que al señor que está sentado junto a la ventanilla le pasa algo parecido, pero él aún no se dio cuenta, tal vez cuando llegue a su casa y se vea al espejo... Giro mi cabeza hacia el otro lado y veo sorprendida que casi todo el pasaje, incluso el chofer, ya luce gigantescas orejas. La señora se adelanta, y pide bajar en la próxima esquina. Esto es increíble. No puede ser. Otro exceso de mi imaginación...pero un joven dormido en la hilera de asientos individuales, un bebé que sentado sobre las piernas de su madre y una anciana delante de mí, son los únicos que conservan el tamaño de sus orejas.
Llego a casa, corro y me miro al espejo. Mis orejas están rojas, tirantes, calientes, un molesto cosquilleo las recorre desde el lóbulo hacia arriba, me arde todo el pabellón. Justo a mí tuvo que pasarme esto. Mariano está por llegar. Hoy tengo una fiesta. No sé cómo voy a salir así. Me peino hacia atrás, estiro el pelo sobre las orejas y lo ato en la nuca. Se ven dos enormes orejas aplastadas que hacen fuerza por enderezarse. Suena el timbre: es Mariano.
Esto no tiene solución. El timbre insiste. Antes de que suene otra vez le arrebato un gorro de lana al perchero que está junto a la puerta, y me lo pongo, ¡ya va!, grito nerviosa y, antes de abrir, le echo un último vistazo al espejo...
Tardaste en abrir, dice Mariano, que hacés con ese gorro en la cabeza. Nada, le digo. Te noto preocupada. Le cuento. Se ríe. Lloro. Me abraza y me consuela. Vamos a ver a un especialista. Me miro en el espejo. Soy igual a la señora del colectivo. El Otorrino me deriva a un cirujano plástico. Me resisto a operarme. Sale una fortuna. La obra social no cubre la cirugía estética. Una amiga me recomienda una curandera. Yo no creo, pero por las dudas voy. Le explico lo que me pasó. Que ubique lo antes posible a la señora de las orejas grandes, me dice, seguro que hechizó a todos los que en silencio la criticaron, se burlaron, u odiaron a sus orejas...pero yo no la conozco, ni sé donde vive. Ya oscurece. Mañana la busco.
Paso la noche sin poder dormir. Estoy ansiosa. Siento un molesto ardor en las orejas, que me recuerda que siguen igual.
Me levanto temprano. Con el gorro en la cabeza, tapo las orejas y salgo.
Recuerdo la esquina donde se bajó aquella mujer, ayer por la mañana. Tan sólo ayer, mi pesadilla parecía eterna. Pregunto en el barrio, la describo : nadie la conoce. Desilusionada, tomo el colectivo y la veo pasar, camina por la vereda de enfrente. Me bajo. La sigo. No sé cómo hablarle, ni qué decirle. Se borró de mi mente el discurso que ensayé durante toda la noche. Entra en la mercería, la sigo. Entre hilos y agujas, es más fácil. Hablamos. Hago una ligera referencia a mis orejas y a las suyas, ella hace un chiste. Reímos.
Esas cosas de la herencia, me dice. A mi no me molestan.
No tiene ningún complejo. Las lleva con orgullo.
Me parezco a mi abuela, que era una maravillosa mujer. Nadie es perfecto. Cada uno debe conformarse con lo que le ha tocado en suerte...
Pero a usted le quedan bien...digo convencida, forman parte de su personalidad...
Estuve a punto de pedirle disculpas por haberla mirado tanto en el colectivo, pero ella no recuerda haberme visto antes...
Al que no le gusta que no mire. Regreso a casa. Camino por la vereda
y pienso en lo que hablamos. Me olvido de mis orejas...
Abro la puerta y entro. Siento un cosquilleo y una molesta picazón que hace que no pueda evitar llevar la mano a una de mis orejas y casi al mismo tiempo a la otra, con sorpresa noto que volvieron a su tamaño normal. Voy a mi cuarto. Me miro al espejo. Suspiro aliviada y pienso en... ¿ qué habrá pasado con el conductor y los otros pasajeros... ?