miércoles, 4 de marzo de 2009

EXCEPCIONAL


m.wentzel

Tengo que describir a un sujeto excepcional. Convertir a alguien cualquiera en un personaje excepcional. Es difícil. Pienso. No se me ocurre nada. Me inquieto. Me muevo en la silla. Tecleo eemmmpppppssss...juego, trato de concentrarme. Me sumerjo entre mis neuronas para ver en profundidad si puedo hallar algo, aunque sea para comenzar. Billones de neuronas y ninguna aporta nada. Hurgo entre ellas. Están apretujadas, pero entretenidas , cada una está ocupada en lo suyo.¿Existe en este momento algo más importante que la historia que yo debo escribir?Las multitudes me fastidian, no obstante me abro paso entre ellas como puedo. Molestas ,me codean, me empujan, y yo me esfuerzo por avanzar. Apenas logro adelantar unos centímetros. Tropiezo con sus dendritas, las mías se enredan a cada rato, pierdo tiempo en desenredarlas, me tratan de molesta:”cada neurona debe conservar su lugar,¿qué es esto de andar movilizándose?”.Las salto, las esquivo: a las más pequeñas les paso por encima y a las más grandes las empujo para otro lado...Mi núcleo late desbocado, me siento sofocada, mi cuerpo celular se arrastra por ese sitio gelatinoso de color rosado, hasta llegar al lugar que estaba buscando: el hemisferio derecho., allí se especializan en lenguaje y creatividad, allí podré por fin encontrar algo de lo que busco. Pero me miran mal. Soy una intrusa. No más que un cuerpo extraño, por más que me esfuerce por ser una de ellas, se ponen de acuerdo y me expulsan. Yo no pertenezco a ese lugar. Mi función es otra. No sirvo para hacer pensar y sin embargo....
Hace calor. Hay mucha humedad, Pronosticaron lluvias.Miro por la ventana. No se me ocurre nada. Me pica un mosquito. ¡Cuántos mosquitos! Una espesa nube integrada por cientos de mosquitos se eleva sobre la piscina.Me calzo unas medias y una camiseta a rayas grises y blancas (parezco un aedes aegypti) y ¡ allá voy! me lanzo hacia ellos, me integro en el grupo de inmediato, ellos son más sociables que las antipáticas y orgullosas neuronas. Es divertido.
Vamos zumbando bajito, nos dirigimos hacia una larga mesa donde una familia se encuentra reunida almorzando. (Yo creía que los mosquitos sólo atacaban de noche , cuando la gente duerme, cuántas cosas estoy aprendiendo...)Una densa y olorosa nube nos recibe y frustra nuestro ataque. Un giro de ciento ochenta grados y con nuestros enormes ojos negros vemos a los chicos que están en las hamacas.Hacia ellos nos dirigimos. Algunos tiene su piel impreganada con un líquido amargo, otros sacuden sus manos y saltan para espantarnos.
El grupo se dispersa. Yo me quedo observando cómo mis amigos se las ingenian para picar a los más indefensos. Los chicos ríen y juegan, mientras son atacados cobardemente y convertidos en almuerzo de mis compañeros. Desde el vidrio de la ventana puedo verlo todo. Un adolescente que se dispone a poner música en un equipo, advierte mi presencia y sin darme tiempo a reaccionar, me propina un golpe con la palma de su mano, a mí, que no le había hecho nada a nadie. Trastabillo, pierdo por completo el equilibrio, pero por suerlte, aunque bastante mareada, tambaleando como borracho en la madrugada, agito mis alas, recobro mi estabilidad y logro posarme de nuevo en la ventana pero esta vez más cerca del ángulo. Hasta allí llega una telaraña en la que, por distracción, se engancha una de mis patas. Tiro con fuerza, me sacudo, pero mi esfuerzo es en vano,cada vez estoy más enredada. Zumbo pidiendo auxilio, pero mis compañeros no me escuchan porque los chicos gritan y la música está muy fuerte. Lo único que logro con mis chillidos, es despertar a la araña ,que al sentir mi presencia, sale de su escondite. Lenta y cuidadosa, comienza a acercarse, hacia donde yo me encuentro, y se relame las horribles y peludas patas: este es el fin. Trago saliva,cierro los ojos y en un último intento me vuelvo a sacudir con todas mis fuerzas, pero es en vano: pronto quedo sin aliento y con una fuerte opresión en el pecho y de pronto un nene, de grandes anteojos de marco negro, acude en mi auxilio, con una lupa en la mano, acerca a mí su gigantesco ojo. La araña, sin que él advierta su presencia, retrocede con rapidez y vuelve a su refugio. El chico me toma de mi ala derecha, y me libera. Siento un tironcito en el hombro, pero eso no me impide volar un trecho y quedarme luego descansando contra el tronco de un árbol de ciruelas.
Lleno mis pulmones de aire y con todas las fuerzas que aún me quedan, muevo mis alas y llego a la calle.
Tocan el timbre. Me levanto de la silla .Me alejo de la computadora (todavía no se me ocurrió nada extraordinario) A desgano, arrastro mis pies por el pasillo en dirección a la puerta (todavía no arreglaron el portero eléctrico, mañana sigo,tal vez se me ocurra algo)
Sobre la puerta de calle, blanca,recién pintada, un mosquito enorme, de largas y finas patas dobladas, grandes ojos redondos y negros, se mueve nervioso, porque se siente observado. Levanto mi mano con la intención de aplastarlo, pero el insecto levanta vuelo y apenas abro la puerta sale con rapidez y desaparece.

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